miércoles, 20 de marzo de 2013


 
DOLORES Y LA DESIGUALDAD EDUCATIVA

 

       Aquí nomás en Dolores   , como en toda la provincia de Buenos Aires y en el resto del país,  hay dos clases de chicos,  los que han comenzado su ciclo lectivo normalmente  y los que no porque concurren a la escuela pública y se encuentran afectados por el conflicto docente. Estos últimos, cabe destacar, constituyen la mayoría.

 

También hay dos grupos  de  padres, los aliviados y los afligidos, éstos últimos como es de imaginar, está constituido  por padres que envían  a sus hijos  a una escuela pública  y están preocupados por su inestabilidad educativa.

 

El afligido anhela la suerte del aliviado “tenés suerte que tu hijo tiene clases” suele decirle “el mío hoy no y según dicen la semana que viene  tampoco porque los docentes  han anunciado que habrá mas  días de paro….”

 

Me adelanto a decir que las diferencias o mejor dicho  las consecuencias  se notarán más adelante, en el nivel académico del alumno  al cursar una carrera universitaria, también en las oportunidades laborales, siempre, siempre quien  haya recibido mejor educación será el más aventajado.

 

He escuchado a infinidad de chicos de nuestra ciudad lamentarse al realizar el curso de ingreso a la universidad  de su bajo  nivel educativo y de la diferencia que ellos mismos advierten con otros compañeros de clases provenientes de escuelas privadas.

 

El consuelo que muchos padres suelen darles es que con esfuerzo en un par de años pueden nivelarse con respecto a aquellos  pero la verdad es que la diferencia en su formación integral, en sus bases va a existir siempre y será una carencia difícilmente de subsanar como la de un niño que no recibe la alimentación apropiada en sus primeros años de vida.

 

 

 

Si hubo un motivo que prevaleció para que se sancionara la ley 1420 en nuestro país que estableció la escuela pública, obligatoria y gratuita fue precisamente garantizar la igualdad educativa para todos los ciudadanos argentinos.

 

Fue esta ley la herramienta más brillante que pudo aplicarse  para sacarnos del atraso y encaminarnos  hacia las rutas del progreso.

 

Que puede decirse, además de lamentarnos, de la situación en la que hoy nos encontramos  con miles de chicos sin clases por conflictos que debieron tratarse y resolverse antes que comenzara el ciclo lectivo; que a mi juicio el problema es que no se entiende a la educación como un deber  primordial  del Estado.

 

 

Lo que se está viviendo hoy en las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires  es de suma gravedad porque el conflicto salarial de los docentes repercute directamente en  la matriz del Estado cuyo fin principal es garantizar los derechos esenciales  de sus ciudadanos como es el derecho a educarse.

 

 

Pero además lo que se observa aquí mismo en nuestra ciudad, reflejo de lo que sucede en otros puntos de nuestro país, es que se están creando dos clases de ciudadanos, los mejor educados y los peor educados.

 

La discontinuidad de las clases no solo afecta en el aprendizaje al reducir los días lectivos sino que también debilita los hábitos de trabajo escolar  y genera en numerosos hogares problemas a los padres que trabajan y no tienen con quien dejar a sus hijos en los días que no tienen clases .

 

Motivos como éste y otros vinculados directamente a la calidad educativa son la causa por la que muchas familias, las que pueden, algunas con gran esfuerzo   envían  a sus hijos a escuelas privadas para no exponerlos a las deficiencias del sistema público.

 

Esta es la realidad que estamos viviendo hoy en la Argentina  olvidando que es función de los gobiernos garantizar la igualdad educativa de la cual deriva la igualdad de oportunidades; desafiar lo contrario  a través de la postergación de las  soluciones es caer en la injusticia social ,en la ineficacia del Estado para cumplir su rol fundamental por causas que exceden sus propios fines como ocurre cuando los gobernantes dan prioridad a otros asuntos que son secundarios o que son personales como es la cuestión de la conservación del poder y todo el entramado de cuestiones que se le asocian que  a menudo se anteponen y  desvelan a los funcionarios más que cualquier otro .Al menos es la impresión que a uno le da cuando observa las aulas vacías y un ciclo lectivo que aún no comienza con la debida normalidad.

 

Si la educación es prioridad nacional como establece la ley, las autoridades  y los docentes deben alcanzar por la vía del dialogo la solución de sus diferencias salvaguardando el derecho de los niños de recibir una formación adecuada que les permita desarrollarse con  igualdad de oportunidades.

 

María Cecilia Repetto