LAS HUELLAS DE NUESTRA HISTORIA
En el vertiginoso mundo
actual la fugacidad es en una de sus
principales características.
En todos los órdenes de la vida
los cambios se producen a tanta
velocidad que lo de ayer parece antiguo
y lo
de hoy probablemente se olvide mañana.
En consecuencia, prevalece lo
efímero frente a lo duradero, lo
circunstancial frente a lo invariable,
la memoria frente al olvido.
Menos
mal que este impulso colectivo de llevarse el mundo por delante ,esta
búsqueda frenética por “lo nuevo
“ ,por “ lo último”, es equilibrada ,a
la manera de un antídoto , por la acción
de tantas personas y organizaciones que se preocupan por preservar
el acervo cultural de los pueblos ,evitando que sea devorado por la mal denominada
“civilización “ poniendo a resguardo para que no desaparezcan las huellas de la historia de las
comunidades.
Algunas
agrupaciones y la iniciativa estatal han logrado
cumplir este objetivo evitando
,por ejemplo ,que la demolición de construcciones
antiguas y edificios de valor arquitectónico no se
pierda por obra del descuido o por
mezquinos intereses económicos .
Todos
los pueblos son herederos de un caudal de conocimientos, descubrimientos,
tradiciones y de un patrimonio material que solo tiene sentido en función del
espíritu que inspiró su construcción.
Nuestra
ciudad de Dolores fundada a principios del siglo XIX cuenta
con numerosos edificios y viviendas que dan testimonio de su larga historia,
de nuestros orígenes y de nuestra evolución.
Este
patrimonio, muchas veces modesto, es un referente único e invalorable que debemos
todos los dolorenses proteger y valorar.
Si
bien algunas edificaciones antiguas ,
por lo general las pertenecientes a
edificios públicos , se encuentran en óptimo estado , en líneas generales no se puede afirmar lo mismo respecto a una gran cantidad de construcciones privadas de gran valor histórico y urbanístico.
Aunque
esto se debe a una multiplicidad de razones
, tal vez una de ellas sea la ausencia de una legislación o reglamentación adecuada que proteja
a estos edificios y evite
se continúen deteriorando.
Quizá también
ha sido un descuido no otorgarle
la debida atención a este aspecto que
por atendibles razones siempre queda postergado ante la necesidad de darle prioridad a otros asuntos de primera necesidad.
No
obstante ello ,no está mal observar y saber que en muchas ciudades de nuestro país y ni que hablar en otros países , son muy celosos de su historia y le
otorgan mucha importancia a la conservación de sus edificios por ser espacios de pertenencia que identifican a cada
comunidad.
No se trata de hacer comparaciones,
ni de lamentarse, sino de comenzar a pensar que se puede hacer para que no se sigan perdiendo construcciones de
valor arquitectónico , por la
desidia o simplemente porque no hemos aprendido a cuidar el patrimonio de la ciudad.
En primer lugar creo que sería conveniente crear un
registro de estos edificios o
construcciones que permita resguardar
ese patrimonio para las futuras generaciones.
Desconozco , sinceramente , si en nuestra ciudad se ha hecho alguna vez un relevamiento completo de los edificios y casonas considerados de valor histórico o arquitectónico.
Desconozco , sinceramente , si en nuestra ciudad se ha hecho alguna vez un relevamiento completo de los edificios y casonas considerados de valor histórico o arquitectónico.
De no ser así
creo que sería necesario
efectuarlo para evitar que muchos sean destruidos como ha sucedió en algunas oportunidades con permisos otorgados por las propias autoridades.
Museo Libres del Sud de Dolores |
Es lamentable que en Dolores muchos edificios que representaban parte de la historia misma de la fundación o que respondían a las características originales del a ciudad han sido totalmente destruidos, reestructurados y nada queda de ellos.
Mucho tuvo que ver en esto el
hecho de que estos edificios eran de propiedad privada y, al no haber
declaración alguna de interés histórico, fueron vendidos o son explotados
sin cuidado por su diseño original como
sucede hoy en día con el edificio del
Cine Gloria.
Cada país, cada ciudad, cada pueblo, tiene el deber de proteger, conservar y tutelar su patrimonio.
Cada país, cada ciudad, cada pueblo, tiene el deber de proteger, conservar y tutelar su patrimonio.
A veces
ese patrimonio es modesto pero de mucho valor local si se tiene en cuenta que
refleja la historia de una comunidad.
Se
trata de una tarea que no solo compromete a la autoridades sino a toda la comunidad en su conjunto.
Al
igual que en experiencias de otras localidades se requiere en primer lugar de una legislación adecuada y de mecanismos de gestión para que estas normas se cumplan.
También sería bueno encarar planes de difusión y
concientización adecuados a las posibilidades del lugar que nos enseñe a revalorizar
nuestro patrimonio que seguramente
volvería más atractivo el paisaje urbanístico de nuestra centenaria ciudad.
María Cecilia Repetto
María Cecilia Repetto
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