CARTA DE ENERO
Ya ves, después de
unos días de ausencia aquí estoy hoy de
regreso en “el páramo”.
Si, vos mismo
alguna vez me lo dijiste “En enero la ciudad asiste al éxodo de sus habitantes”.
Algunos emigran hacia la costa atlántica para disfrutar de un anhelado descanso , otros aprovechan el silencio para dormir una
siesta interminable.
Por una razón u
otra , lo cierto es que no anda ni un alma por las calles dolorenses.
Y me preguntaba
mientras iba rumbo a la oficina ,si sería deseable retener
esta quietud por más tiempo o es
preferible que tenga este carácter temporario y que mañana la ciudad retome su
ritmo habitual más dinámico y ruidoso.
Cada ciudad posee
su propio estilo que lo identifica ¿Cuál
será nuestro?
He vivido en
Dolores desde siempre y nunca la he visto apasionada, ni audaz, ni jamás salirse de sus mesurados carriles.
Nunca he visto a la
población enfervorizada, ni reunir sus
voces, ni pujar demasiado en pro de un ideal común.
Dirás que esto
ocurrió durante la histórica Revolución
del Sud , aquella valiente epopeya que protagonizó nuestro pueblo contra el
régimen opresor del gobernador Rosas pero
¿no fue aquel un episodio
excepcional?
¿O acaso existe
algún otro antecedente que haya embanderado las calles dolorenses , que haya
unido en un mismo sentimiento a todos sus pobladores. ?
¿Existirá el sentir
dolorense o predominará entre nosotros
el individualismo?
A veces parecemos
transitar cada uno por su lado y sin embargo cuando nos distanciamos, como en
enero, volvemos con ganas de encontrarnos y de
continuar nuestra convivencia tomados de la mano.
Ya ves papá, como
en cada enero te escribo una carta en sepia en la cual no dejo de mencionar tu
Dolores (Si la vieras la encontrarías
más urbanizada y con algunos signos de progreso)
Pensarás, tal vez,
por mis palabras que no han cambiado demasiado las cosas pero te confieso que
tampoco yo he modificado demasiado mis costumbres....
Como en cada enero ,el día treinta
concurriré a tu misa (que Dios me
perdone pero detesto ir a tus misas)
Antes -los tuyos-
iremos en procesión, aunque en diferentes horarios, a llevarte las flores de tu preferencia.
Cortaré para vos algunos jazmines de la casa de la
abuela y como hago siempre les tomaré el
perfume que me conduce a tu recuerdo.
Y al pensar en
vos me
he preguntado si será un páramo Dolores o será una simple impresión mía.
Será que a mí me parece que en la plaza no hay alegría y que las calles están vacías.
Seré yo la que
siento a finales de enero que los días
son apagados, que el atardecer es monótono
y que en la noche no brillan las
estrellas.
Será enero el que
entristece en su descanso o será éste
enero el que me entristece o será que me acuerdo de aquel otro enero en que
partiste y desde entonces todo lo veo con color de llanto.
María
Cecilia Repetto
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