MARZO 1.976
Mientras espero que papá se desocupe con el diario
(está enfrascado leyendo LA NACION) me pruebo los zapatos marrones que me
compró mamá en la Zapatería Virginia de Mar del Plata.
Observo encantada mis pies de señorita, curvo mi empeine,
me levanto, me siento y me sonrío subida
a mis primeros zapatos con taco.
Sin darme cuenta distraigo a papá con el balanceo
pendular de mis tobillos.
Se ríe y mirándome por detrás de sus lentes de miope
me dice entre el humo de su Marlboro que los zapatos me quedan bonitos.
Mamá asiente con su cabeza, luego se acerca, me toma
de los brazos y con una dulzura conmovedora me dice que yo era como ella me había soñado.
Aprovecho que papá ha dejado su diario sobre la mesada
de la cocina y le cuento las novedades de la escuela.
Le comento que en el cuaderno de comunicaciones la
celadora nos dictó una nueva reglamentación con muchos “no” referida ,entre
otras cosas ,a la forma como hay que ir vestido a clase.
Le digo quejosa a papá
que es ridículo que no pueda usar
más mi flequillo, le explico que no me
gusta mostrar mi frente porque me han
salido unos granitos.
Papá escucha mi protesta pero me parece que no me
atiende demasiado, ni me explica-
él que siempre sabe de todo-
que hay de malo en que se me
vea la polera amarilla debajo del
delantal.
Solo me responde en una especie de bufido que me deje
de pavadas…
Pese a mis temores iniciales he comenzado sin
problemas mi segundo año del secundario.
Me gusta Historia, Castellano, Música y Francés; me aburro
en la clase de biología y me duermo en
la hora de Matemáticas.
Tengo varias compañeras nuevas pero nosotros, las del
Bertoni nos sentamos por un lado y con
las otras chicas casi no nos conocemos.
Bueno, ellas tampoco se nos acercan.
Ayer ocurrió algo extraño en el aula: En el medio
de la clase de dibujo irrumpió la preceptora y sin dar ninguna
explicación le pidió a mi compañera de
adelante que se presentara de inmediato en la dirección con todos sus útiles.
Cuando
regresó después de un rato largo
se la notaba triste y avergonzada.
Mantuvo su cabeza baja
hasta el final de la clase sin decir ni
una palabra.
Yo la estuve observando de reojo, sentí pena, pero no me atreví a acercarme ni a
preguntarle nada.
A ella apenas la conozco, parece buena persona aunque es seria o muy tímida. Es una
compañera nueva que ha venido este año con su familia a vivir a Dolores y creo que nadie se
interesa mucho por ella.
En el recreo se comentó que le habían revisado sus
libros, que le habían quitado algunos papeles que tenía guardados entre sus
carpetas(?) y que habían citado a sus padres para pedirle
explicaciones.
Alguien nos dijo después en secreto que la familia de
esta chica andaba en” cosas raras “y que quizá a nuestra compañera la
expulsaran de la escuela.
No puedo creerlo ,me siento confundida. En realidad
,no entiendo nada.
¿Qué habrá pasado? ¿Qué será ” lo raro”? ¿De qué
papeles me hablan?
Bueno ,mejor no
pregunto y hago como el resto , me
guardo para mis adentros las dudas y me mantengo en silencio por afuera.
Aunque no me guste....
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