EL CONSEJO DELIBERANTE COMO USINA DE IDEAS
Hay un Consejo Deliberante integrado por vecinos de la
ciudad que se reúnen semanalmente a tratar asuntos de la comuna.
Los días de sesión los concejales deliberan , esto quiere
decir, intercambian ideas ,proponen iniciativas, exponen los problemas de la
ciudad y buscan soluciones , brindan opiniones, expresan sus puntos de vista, sugieren modificaciones
,discuten alternativas.
Estos Concejales cumplen un rol fundamental en la comuna a la cual pertenecen porque tienen
a su cargo, entre otras funciones, la redacción de las ordenanzas
municipales que hacen a infinidad de cuestiones de interés público como lo son las relacionadas con
el arreglo de calles, el ordenamiento del tránsito, la higiene de los
lugares públicos, la salud ,etc.
Se agrupan por bloques según la fuerza política que
representan y así se acomodan en sus asientos los días de sesión pero al final
de la misma suelen compartir una mesa de café , en algún bar o club cercano , porque ,claro,
estos funcionarios antes que concejales son vecinos y muchos de ellos se
conocen de toda la vida.
Este es un Consejo Deliberante ideal o el que debe ser ,es también el Consejo
Deliberante que conocí y el que guardo como ejemplo , constituido por dolorenses de diferentes corrientes políticas a quienes daba gusto escuchar en apasionados
debates sobre cómo resolver los problemas
que se suscitaban en el quehacer diario de nuestra localidad ,aportando propuestas
sobre como mejorar la calidad de vida de todos nosotros , discusiones muchas de
ellas que se extendían hasta largas horas de la noche y que no acababan hasta dar a luz una nueva
iniciativa para la comuna.
Sin embargo , la sensación que hoy predomina entre los dolorenses es que ese debate
de ideas ha ido cediendo terreno a otro
tipo de discusión que no contribuye al crecimiento de la ciudad, que implica un
desgaste de energía para los
funcionarios que se ven envueltos en discusiones banales en vez de
capitalizarse todo lo
bueno que cada uno de ellos pueden aportarnos.
A menudo somos testigos de enfrentamientos personales
entre concejales de diferentes fuerzas políticas, excediéndose en acusaciones recíprocas , reproches y descalificaciones que
desnaturalizan la función que están desempeñando.
Se puede estar desacuerdo en los medios , incluso en el
orden de prioridades, pero debe haber coincidencia en los fines ya que todos los
caminos deben conducir a lograr lo mejor para los dolorenses ,todos deseamos
tener una ciudad más confortable, con mejor servicio de salud, con mayor seguridad
,con mejores condiciones de limpieza .
Llama la atención esta
falta de cordialidad y dificultadad para relacionarse pues no ha sido la propia de nuestro pueblo a
lo largo de su historia y probablemente
sea el reflejo del clima de hostilidad social que se respira en nuestro país en
los últimos tiempos.
Nunca las sesiones del Concejo Deliberante tuvieron el matiz ceremonioso de un Concilio
de Prelados.
Desde la época en el que Concejal dolorense Escribano
Pedro Carpy en 1890 accionaba judicialmente contra las Resoluciones del Consejo
Deliberante por considerarlas arbitrarias e ilegales hasta hoy
existen infinidad de antecedentes
en nuestros archivos de conflictos municipales entre Concejales o entre éstos y
el Intendente Municipal en los cuales incluso ha debido intervenir la justicia
Las discusiones entre los ediles son propias de un
organismo que se integra con representantes de distintas corrientes políticas
precisamente con este propósito :
debatir, deliberar, de allí su nombre ,representa el sentir de la ciudadanía; es la vía de entrada para la
expresión de necesidades, demandas y propuestas por parte de los ciudadanos
dado que en él están representadas las diferentes opiniones de la comunidad.
Con
este espíritu se constituyó el régimen municipal al sancionarse en 1.886 La Ley Orgánica
Municipal n ª 1810 como un
“esfuerzo serio y equilibrado para la aplicación de los principios
constitucionales “ ya que establecía el sistema de división de poderes en el
orden municipal y la creación de un
órgano cuya misión sería controlar las
acciones del poder ejecutivo y sancionar ordenanzas que respondan a las necesidades e inquietudes de
la comunidad.
Pero es
preciso diferenciar las discusiones originadas por
cuestiones vinculadas a asuntos de la comuna
de los enfrentamientos personales
que lejos de aportar
beneficios degradan
la función pública e instalan una forma de relacionarnos que no es la que
deseamos los dolorenses.
El
Consejo Deliberante debe ser una usina de ideas y no un laberinto sin salida.
Hay
tantas cosas para hacer y mejorar en la
ciudad que sería positivo afianzar los
lazos de afecto vecinal , aliarse en los
fines ,hacer y dejar hacer ,proponer y ser
atendido, proyectar y convertir esa idea en una nueva obra para el crecimiento y
progreso de nuestra ciudad de Dolores.
Vivimos
en una democracia en donde hay que respetar el voto de la mayoría sin dejar de
atender las propuestas o reclamos de la
minoría ,solo de esta manera se puede alcanzar una convivencia armoniosa
y progresista.
María Cecilia Repetto
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