EL HORIZONTE EDUCATIVO
Cuando
uno es chico no sabe (ni tiene porqué saberlo) que de lo mucho que aprenda en la escuela dependerá
en gran parte su futuro.
Tampoco tienen conciencia de ello una gran mayoría de adolescentes ensimismados como están en los asuntos propios de su edad y sin estímulos suficientes para ver más allá
del horizonte que los rodea .
No lo saben los niños porque son
pequeños y los adolescentes por inmadurez
, pero sí
los saben los adultos: los padres, los docentes,
los gobernantes, los dirigentes políticos .
También los alumnos que concurren
a colegios privados a quienes además de
recibir una formación más esmerada
se les abren los ojitos
desde edades muy tempranas sobre
la influencia y ventajas de la
educación en sus vidas .e los rodea.
Distinta realidad , por cierto , es la que viven los alumnos que acuden a las escuelas
públicas ,víctimas inocentes de las
suspensiones de clases por problemas gremiales y de la declinación de la
calidad de enseñanza generando como efecto colateral una
situación inequidad social que
debería encender más señales de alerta en la sociedad que las que actualmente se observan.
Frente a este escenario uno se pregunta cuándo hablamos del principio de igualdad en la democracia a qué nos estamos refiriendo.
Tengo para mí que la educación y
la igualdad son conceptos hermanos; imposible de hablar de una sin encadenarla
con la otra.
Igualdad no significa que seamos
todos iguales pero sí que todos tengamos las mismas oportunidades.
Principio que se quiebra desde el
arranque si, como venía diciendo, no es posible brindar una educación de
calidad a todos los niños y jóvenes en edad escolar.
La escuela pública, recordemos, fue la herramienta niveladora que otrora permitió
a la Argentina despegar por la pista del progreso y ocupar
un lugar destacado entre los países en desarrollo.
Lamentablemente este rumbo no se ha continuado en las últimas décadas, entiendo que no ha sido culpa exclusiva de los
gobiernos sino de la sociedad misma seducida por el facilismo, la plata fácil y la ley del
menor esfuerzo.
En los últimos tiempos las
circunstancias económicas y
consiguientes problemas sociales impulsaron
a los gobiernos a diversificar la función que cumplía la escuela que pasó de
ser una institución para formar personas
para convertirse en un organismo de contención
de niños y jóvenes.
Loable propósito, nadie lo niega,
pero inevitablemente en función de
ello se ha declinado la tarea educativa.
El bajo rendimiento escolar, tal
como lo señalan las evaluaciones
realizadas por organismos de medición del nivel educativo , colocan a la
Argentina en un lugar des ventajoso en el mundo.
No se trata de una cuestión menor, sino una señal de alerta pues compromete el futuro de las nuevas
generaciones.
Para revertir esta situación hace
falta que la educación se
convierta en una exigencia
social prioritaria que obligue a la clase gobernante a ocuparse de ella
procurando remover los obstáculos
causantes de su declinación.
Muchas veces ocurre que como sus
resultados no se ven a corto plazo
otros problemas de mayor
visibilidad se exhiben como más urgentes
y reciben un tratamiento preferencial
aunque la realidad es que nunca llegarán
a solucionarse pues la raíz del conflicto
está precisamente en la falta de educación.
A la hora de hacer un balance de los desafíos que
deberían perseguirse en todo el país, expertos en educación y docentes
coinciden en que no basta tener buena infraestructura y buen equipamiento
escolar -sin negar que son necesarios-, sino de una buena y continua formación
docente y la reducción de la deserción
escolar en todos los niveles.
Según el papa Francisco los sistemas educativos están en
crisis porque consideran una realidad que los chicos no captan .Por eso se
insiste en que la enseñanza tradicional
debe dar paso a la innovación
creadora y adecuarse al mundo
actual enfocándose para ello en el
desarrollo del potencial creativo de los alumnos y en la incorporación de la
tecnología.
Por otro lado el apoyo familiar
es fundamental en el proceso educativo
de allí la importancia de que las políticas de gobierno estén orientadas
en el fortalecimiento de la familia como núcleo básico de la sociedad y puntal
insustituible en proceso de crecimiento de todos
los seres humanos.
María Cecilia Repetto
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