LA PERPLEJIDAD EN LA MIRADA
SOCIAL .ENERO 2015
El Caso Nisman
Con el
correr de los días el caso de la muerte
del fiscal Nisman dejará de ocupar un lugar central en los medios de comunicación.
Otros hechos , otras cuestiones que se irán
sucediendo acapararán nuestra atención pues el ritmo de la vida actual así lo impone.
No por ello perderá su
importancia y mucho menos su gravedad , solo que en estas instancias nuestras miradas
deberán estar atentas hacia la actividad
que desarrolle la justicia quien tendrá a su cargo de la búsqueda de la verdad frente al amplio abanico de interrogantes que rodean
este caso de profundas implicancias políticas.
Sospecho que será difícil hallar
las respuestas acerca de cómo, quién o
porqué murió el fiscal que estaba
investigando la causa del atentado a la
AMIA tras veinte años de impunidad.
Creo también que más allá de los
resultados de la investigación que se realice nadie o casi nadie creerá en la
veracidad de sus resultados.
De lo que no caben dudas es que su muerte está vinculada
a la causa que investigaba hace más de seis años y en momentos en que se
preparaba para presentar la denuncia que involucraba a funcionarios del
gobierno.
No hay otro antecedente desde la
restauración de la democracia de un hecho que haya provocado un efecto emocional tan fuerte en el corazón de los argentinos como este, ni el receso
estival de enero ha conseguido apaciguar
su impacto.
Ocurre que con la muerte del
fiscal Nisman la sociedad argentina ha tomado conciencia
de los efectos nocivos de la
corrupción estatal, de la trascendencia que tiene para un país contar con instituciones transparentes y del respeto a los valores democráticos.
Nos ha hecho también reaccionar como sociedad sobre nuestra
responsabilidad individual en las cuestiones públicas que no se agota en el momento del sufragio.
Es nuestro derecho pero también
nuestra obligación reclamar justicia y
exigir transparencia en las acciones de gobierno .
Algo ha funcionado mal en la
Argentina desde el momento en que asuntos
como la investigación por el atentado a la AMIA que deberían unir a toda la sociedad y en especial a la clase política por el
mismo camino de búsqueda de la justicia hoy nos encuentra divididos y
enfrentados en acusaciones cruzadas que por sobre todas las cosas lastiman a la
república.
Son momentos en los cuales es
necesario guardar prudencia pero también deben llamarnos a la reflexión sobre
la necesidad de fortalecer nuestro compromiso democrático y asumir la necesidad de recuperar el camino
de los valores sin los cuales es imposible la convivencia social.
En estos días millones de
argentinos no salen de su asombro frente
a la maraña de episodios oscuros y
repugnantes que se han producido a sus espaldas por personajes que han hecho uso y
abuso de poderes e influencias estatales.
Es desde aquí donde podemos
advertir con mayor nitidez la importancia del respaldo de una administración de
justicia fuerte e independiente que haga valer el cumplimiento de la ley más
allá de quien la infrinja.
Podría hallarse un sentido
positivo a esta muerte absurda si nos obliga como ciudadanos a redoblar nuestro
compromiso democrático para que la justicia y la equidad sean los valores que
predominen entre nosotros.
También para que la dirigencia
política deje de lado sus mezquindades y apetencias
personales para salir a la búsqueda de consensos y pactos de gobernabilidad que
nos permitan salir de la crisis institucional que ha sacado a relucir este
episodio que enluta a todo el pueblo argentino.
María Cecilia Repetto
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