CIEN AÑOS DEL GENOCIDIO ARMENIO
Hace algunos años el escritor
turco Orhan Pamuk , premio Nobel de
Literatura en el año 2005, debió abandonar su país de origen tras haber
repudiado públicamente el genocidio armenio ocurrido durante el transcurso de la primera Guerra
Mundial . Todo ello por contradecir las
imposiciones de su país en donde rige una ley que obliga a negarlo.
No es el única persona , por lo visto , que ha tenido inconvenientes por hacer un juicio de valor sobre
uno de los episodios más encomiosos de la historia contemporánea como fue la
matanza de un millón y medio de armenios.
Recientemente el gobierno turco ha expresado su disgusto con el Papa Francisco I luego de que éste calificara
al genocidio armenio como una horrible masacre en una
misa realizada en la Basílica de
San Pedro al recordar a las víctimas de estos crímenes .
Es de imaginar que la expresión “genocidio” utilizada por el papa no fue antojadiza ni
producto de un desliz. Fue una decisión suya , a sabiendas de las reacciones que
provocaría, pero en el contexto
de un mensaje en el cual quedó clara su concepción de que
solo por el camino de la verdad y
llamando a las cosas por su nombre es posible cerrar las heridas del pasado y llegar
a la reconciliación entre los pueblos enfrentados .
El problema es que Turquía si bien no niega los hechos , no acepta
la calificación de “genocidio”
porque considera que lo ocurrido entre 1.915 y 1917 se produjo en el marco de una guerra
civil y en una cifra de víctimas menor a
la que se denuncia. De hecho afirman en
su defensa que muchos turcos musulmanes también murieron como consecuencia de
los enfrentamientos.
De allí su ofensa con el Papa y el
contraataque acusando a Argentina ,su país de origen , de no estar
limpia de consciencia por haber recibido con brazos abiertos a los principales
ejecutores del Holocausto judío,los torturadores nazi.
De allí
también su malestar contra el Parlamento Europeo por haber
aprobado una resolución instando a Turquía a reconocer de una vez lo sucedido.
El artículo número dos de la Convención sobre Genocidio de 1948, de la
Organización de Naciones Unidas, describe genocidio como las acciones llevadas
a cabo con la intención de "destruir, total o parcialmente, una nación,
una etnia, raza o grupo religioso".
Raphael Lemkin, un abogado polaco-judío que coincide con el término
genocidio para este caso, señala que las atrocidades contra los armenios son
comparables con las masacres realizadas por los nazis contra los judíos durante
la Segunda Guerra Mundial.
El "negacionismo" de Turquía
no solo hiere a sus víctimas sino que también enturbia la imagen de este
país ante el mundo entero y entiendo que la voluntad del papa ha sido extender
su mano para remover los obstáculos que impiden la reconciliación.
El pasado 24 de abril se
cumplieron cien años desde la fecha del
comienzo de la atroz persecución y matanza de armenios perpetrados entre 1915 y
1923 por los Turcos Otomanos .
Ese día en Estambul el gobierno arrestó y posteriormente ejecutó cerca
de 50 intelectuales y líderes comunitarios armenios por considerarlos
sospechosos de albergar sentimientos nacionales hostiles al gobierno .Dos días
después una ley autorizó las deportaciones "por razones de seguridad
interior".
La población armenia de Anatolia y Cicilia se vio forzada al exilio. Un
gran número fueron abatidos en el camino o en campamentos. Según Armenia, entre
1915 y 1917 murieron por ese motivo más de 1,5 millones de personas.
Desde entonces el pueblo armenio ha iniciado un largo peregrinar reclamado justicia por sus víctimas y el reconocimiento
internacional de que lo ocurrido fue un” genocidio” cometido contra su pueblo.
En estos últimos años el gobierno turco había demostrado una actitud
más abierta a la reconciliación al punto que el presidente turco Recep Erdogan fue
el primer alto funcionario de su país que ofreció sus condolencias a los descendientes de los
armenios y sostuvo que debería
conformarse una comisión de expertos independientes que, luego de analizar lo
realmente sucedido, se pronuncie acerca de sus alcances.
No obstante, la actitud adoptada al conmemorarse el centenario del
genocidio Armenio da muestras de una conducta
hostil que afecta no solo a los familiares de las víctimas sino también al mundo entero para poder cerrar sus heridas del pasado y
encaminarse hacia un futuro de superación de sus errores. Ojalá que pronto la
suma de buenas voluntades puedan conseguir tan nobles objetivos.
María Cecilia Repetto
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