FAYT Y EL MITO DE LA SENILIDAD PRESUNTA
Al ciudadano Fayt el término jubilado siempre le resultó lejano .
Aún ahora , cuando por su edad
podría quedarse en pantuflas mirando tv en su casa , prefiere dejar esas comodidades para más adelante y salir a trabajar por la mañana como dios manda .
No señor , no es un superhombre
, ni pretende serlo .
Por el contrario , a simple
vista su aspecto físico denota el paso natural del
tiempo pero su memoria, su voluntad , “su sabiduría” lo convierten en un digno ejemplo de vida para
imitar.
Entre sus antecedentes laborales ,a los cuales se puede acceder fácilmente por
internet, figura que es autor de 33
libros , doctor en jurisprudencia , docente
universitario y que posee una trayectoria
impecable como juez de la Corte Suprema
Justicia de la Nación cargo que ejerce desde el año 1983 cuando fue propuesto
por el Doctor Raúl Alfonsín.
Ayer nomás este magistrado de 97 años bien calzados llegó a los
tribunales y participó de un nuevo acuerdo
de ministros de la Corte Suprema como en
un día normal de su trabajo.
Pero ahora resulta que otros funcionarios de menor edad y estatura -pues a Fayt nadie le llega ni a los talones- han considerado que ha cumplido un ciclo ;que
muchas gracias por los servicios prestados, que mejor ándate viejito a tu casa que ya estás lento para estos menesteres , que dale el lugar a
otro y todas esas picardías con que
algunas gentes pretenden relegar a los ancianos ,como si alguno tuviera la
juventud comprada ad eternum .
Lo grave del caso es que la presión ejercida contra el magistrado para
que renuncie nos enfrenta a una situación de violencia institucional y que la Comisión de Juicio Político de la Cámara de
Diputados pretenda apelar a un mecanismo irregular para verificar su idoneidad al no contar con la mayoría
necesaria para iniciarle un juicio político es mucho más reprochable. De hecho, no existe ninguna sentencia que
provenga del Dr. Fayt que esté cuestionada.
Por suerte , al juez Fayt no lo doblegan tales agravios ,incluso más le ha
confesado esta semana al perito Alfredo
Popritkin que esta situación lo ha fortalecido para seguir trabajando en pos del fortalecimiento de la justicia.
Pero en el fondo ,porque vayamos al fondo ,la sensación es que detrás
de esta aparente preocupación por la salud mental del magistrados hay una
cuestión de intereses políticos ajenos a su condición etaria.
Podría discutirse a qué edad es conveniente que determinados funcionarios dejen sus funciones
,presidentes, jueces ,legisladores ,etc.; en todo caso habría tratarlo y
reglamentarlo .No obstante , en este caso puntual más que preocupación por
remover a Fayt de su cargo por ser anciano ,da la impresión que hay interés o conveniencia en que se vaya.
Frente a estos ejemplos no debe luego extrañarnos que se reafirme en la sociedad la sensación de que en nuestro país hecha la
ley hecha la trampa y que el interés
político siempre está por encima de las leyes .
Paradojalmente ,son las mismas personas que hoy con tanto empeño
justifican la necesidad de su destitución las que minimizan la gravedad de
otras causas judiciales de mayor gravedad institucional.
Son numerosas las voces desde distintos sectores de la sociedad y del
arco político que en estos días han expresado su repudio a la presión
ejercida contra el magistrado y a favor
de que continúe en sus funciones
mientras reúna las condiciones necesarias para hacerlo.
Mientras tanto aplicarle el mito
de la senilidad presunta y utilizar un
mecanismo irregular para sacarse un juez de encima por ser independiente o por las razones que fueran simplemente es impropio
en un Estado de Derecho en donde lo
primordial es respetar las leyes y la
solidez de sus instituciones .
María Cecilia Repetto
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