LA EDUCACION COMO FACTOR DE
PROGRESO EN DOLORES
El pasado 21 de agosto se cumplió un nuevo
aniversario de la fundación de nuestra ciudad.
Es común en estas ocasiones volver la mirada hacia atrás tratando de realizar
un balance de todos los avances conseguidos a lo largo del tiempo y de lo que aún nos
resta por hacer pues , por regla general ,
siempre existirán las asignaturas pendientes en el quehacer de una comunidad .
Con mucha razón se dice que el progreso de un pueblo es como la línea
del horizonte, se va corriendo a medida
que se va avanzando.
No es tarea sencilla resumir la historia de una ciudad y más
dificultoso aún medir los niveles de crecimiento después de casi dos siglos de vida. Muchas veces al hacer estas valoraciones se
suele poner el acento en los gobiernos, procurando establecer cuanto tuvieron que ver ellos en
su desarrollo o en su estancamiento, si fueron eficientes, progresistas, o simplemente mediocres.
Es innegable que cada gobierno deja su impronta y el grado de capacidad o lucidez de sus representantes
tiene una influencia decisiva en el
destino de una comunidad .
No obstante ello ,a mi juicio , no
son los gobiernos los artífices de la historia de los pueblos ni
los forjadores de su progreso sino las sucesivas generaciones de vecinos que con
su esfuerzo constructivo y proyectos van
abriendo a su manera los caminos
hacia su desarrollo.
En su primer centenario de vida,
nuestra ciudad adquirió un notable florecimiento en el plano urbanístico,
cultural y en sus economías regionales que no hubiera sido posible sin la presencia activa de las Asociaciones de Inmigrantes, las Sociedades de
Fomento, Cooperativas, Clubes de Servicio, Agrupaciones barriales, las familias,
es decir, de los vecinos de Dolores.
Basta con repasar algunas páginas de la historia local para advertir la
influencia que ejercieron las
colectividades de inmigrantes que aquí se instalaron a
finales del siglo XIX y principios del siglo XX con sus aportes culturales y sus valores que tenían como eje la familia y
el trabajo .
Varias veces me pregunté si las expectativas de Don Ramón Lara al fundar nuestra ciudad se habrían limitado a cumplir con el objetivo que le encomendara el gobierno provincial. Recordemos que
la causa de la fundación de nuestro pueblo –su razón de ser- fue para
responder a un problema de índole político como era correr la línea de frontera hacia el sur
para poner un freno al avance del indio .
Pero al observar el comportamiento
desplegado por el Capitán Lara en tiempos posteriores a la fundación de la ciudad, su vehemencia,
dedicación y compromiso asumido con el pueblo
de Dolores llego a la conclusión de que su sueño no se restringió a
poner un freno territorial sino que fue más ambicioso, como el de quien pone
una semilla con la esperanza de que de él crezca un árbol frondoso.
Lo comprueba el hecho de su
preocupación manifiesta por traer el progreso al pueblo de Dolores a
través de la educación.
Concretamente Don Lara hacia el año 1834
manifiesta en el diario La Gaceta la necesidad de que existiera una
escuela en Dolores y reclama por que enviara una maestra que enseñara a los
pobladores aunque, lamentablemente, murió sin ver cumplido su deseo que se
concretó algún tiempo después .La señora Manuela Butierrez de Urdanvideluz, fue
la primer maestra que tuvo nuestra ciudad.
A la manera de una maestra particular y en su propio hogar comenzó en
la enseñanza de las primeras letras a un grupo de niñas hasta el año 1945 en
que abrió su escuela privada a la cual
acudieron los hijos de las principales
familias de Dolores.
En el año 1852 se estableció la primera escuela oficial de varones bajo
la dirección del preceptor Don Pedro
Molina.
Esta tesitura de afirmarse en la educación como herramienta de progreso
que tuvieron los primeros vecinos Dolores
se mantuvo con el mismo énfasis en las generaciones que le siguieron; fue sin
dudas la mejor inversión que hicieron para la posteridad .
Como consecuencia de ello nuestra ciudad fue reconocida en la zona por el
prestigio de los establecimientos educativos,
por la calidad de la enseñanza y el alto nivel de sus docentes.
No en vano Sarmiento durante su
presidencia también consideró que la vía
más efectiva y duradera de llevar el adelanto a un país era educando a sus habitantes y
combatiendo el analfabetismo. Así fue como la Argentina llegó a tener una ubicación privilegiada a principios del siglo pasado entre los países en desarrollo.
Nuestra ciudad pronto cumplirá doscientos años de vida .Sería
interesante promover una encuesta de satisfacción acerca del nivel de adelanto de nuestra ciudad y en especial sobre el nivel
de la educación de los alumnos dolorenses.
En el nivel de progreso de un pueblo, no es un hecho casual, depende mucho de la actitud comprometida de los vecinos .No se construye desde el individualismo sino cuando hay una suma de voluntades que
empujan hacia en la misma dirección.
Así lo sintieron nuestros ancestros
con una postura de vida que
deberíamos mirar más como un ejemplo para imitar. Ellos se abrían camino con su propio esfuerzo, con
su ingenio y con “iniciativas propias” y sin esperar la injerencia de un Estado benefactor que no
siempre en forma desinteresada se
extralimita y distrae de lo que constituyen sus principales ocupaciones
.
Reflexionar entre todos acerca de cuáles son nuestras prioridades,
trabajar en un proyecto conjunto que se continúe más allá de los gobiernos que
nos representen, fijar políticas que no
se interrumpan en el tiempo en donde la
salud de la población, la seguridad
y la educación constituyan sean
los aspectos centrales de la agenda pública sería uno de los mejores gestos de
madurez cívica y la mejor manera de encarar
los preparativos del bicentenario.
María Cecilia Repetto
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