EL DOLOR FRENTE AL ABSURDO
El pasado 25 de
noviembre fue el Día Internacional de la
No Violencia contra la Mujer.
Ya hace algunos años se instituyó esta fecha en memoria de un trágico episodio en el cual perdieron la vida las hermanas Mirabal quienes se enfrentaron al régimen dictatorial de Leónidas Trujillo en
República Dominicana en los años sesenta.
Por esas paradojas del destino en nuestra ciudad ese día una joven mujer fue
asesinada por su ex pareja frente a sus hijos adolescentes.
Las crónicas en los diarios locales al día siguiente daban cuenta de la triste noticia que causó
conmoción a todos los vecinos de Dolores por sus ribetes trágicos y absurdos al
mismo tiempo.
No tuve el gusto de conocer a la víctima pero quienes tenían
vínculos con ella la describen como una mujer amable, dulce y laboriosa.
Era madre de dos
hijos adolescentes y trabajaba de
peluquera en un local lindero a su casa.
Padecía desde hace tiempo del acoso de su ex -pareja
a quien le temía por su agresividad traducida en actos de violencia
física y verbal que habían motivado la
intervención de la Comisaría de la Mujer dando inicio a la causa 5513
caratulada “Demare, Sandra Mabel c/Fernández , Victor Raúl s/Protección contra
la Violencia Familiar” actuación a partir de la cual la justicia había dispuesto la prohibición de
acercamiento del denunciado .
Aquel fatídico
domingo la víctima se encontraba
en su hogar junto a sus hijos con
quienes probablemente habrá compartido la cena y conversado sobre lo que harían
al día siguiente ya que era feriado.
No sabía hasta
entonces que en el techo de la casa agazapado como una
fiera que aguarda el momento oportuno para atrapar su presa estaba él, armado con un fusil 765 con el
premeditado objetivo de quitarle
la vida pues que otra cosa podría haber tenido en mente un hombre con un arma escondido en los
techos de la casa de su ex mujer.
Al homicida no lo amilanaron ni los gritos de auxilio de la
víctima, ni la de sus hijos que trataban desesperadamente de defender a
su madre del agresor , tampoco sirvió la intervención de la policía que se hizo presente en el
lugar en forma inmediata . Nada, ni nadie pudo frenar evitar el desenlace más terrible
y doloroso; un nuevo caso de femicidio
Reitero que no conocí a la víctima pero puedo imaginarme
cuales serían sus deseos, sus ansiedades,
sus miedos y hasta sus pensamientos finales.
Es que la historia de Sandra
es la de miles de mujeres en el mundo, de distintas edades y
condiciones sociales que quedan atrapadas
en una trampa, a veces mortal, de la
cual no les resulta fácil liberarse.
La mayoría de los casos de femicidio, figura que recién se
incorporó al Código Penal de la Argentina en el año 2012, tienen el mismo trasfondo,
el mismo perfil del agresor, la misma
trama que se repite una y otra vez en cada mujer que la padece.
Las campañas de asesoramiento y prevención
a las víctimas que vienen realizando organismos estatales y
numerosas organizaciones no gubernamentales de defensa a los derechos de la mujer constituyen
una importante contribución en esta lucha pero son
insuficientes.
Pero algo debemos hacer para evitar que siga aumentando
el número alarmante de femicidio en la Argentina.
Una medida
preventiva que ha demostrado efectividad
en los lugares donde se la utiliza es el uso del llamado botón antipánico, un
sistema de advertencia electrónica que permite
a la mujer dar aviso a la policía
sobre un peligro para su vida .
También es importante
que los medios de comunicación ayuden a lograr
un cambio cultural de la población que
condene la violencia de género y señale
al agresor con la calificación penal
y moral que le corresponde.
En suma , para luchar contra la Violencia de Género hacen falta acciones coordinadas del Estado
como primer responsable de protección a
las víctimas , de los medios de comunicación ,de la familia ,la iglesia ,las
escuelas ,los asociaciones protectoras de la mujer y de la actuación rápida de la Justicia .
La injusta muerte de
Sandra como de tantas mujeres en
Argentina y en el mundo tendrá un sentido si asumimos entre todos ese compromiso.
María Cecilia
Repetto
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