NO TODO TIEMPO PASADO
FUE MEJOR , PERO…
Recientemente
un director de escuela de la ciudad de Oberá
en Misiones fue apartado de su cargo por
decisión del Consejo Superior de Educación de esa provincia.
La severa sanción le fue
aplicada luego de que éste expulsara del
establecimiento a cinco alumnos que habían robado una moto a un compañero.
Según el criterio del Ministerio de Educación
el director se habría extralimitado en sus funciones al adoptar medidas disciplinarias que no le correspondían teniendo en
cuenta que el ilícito se habría consumado fuera del establecimiento educativo.
En desacuerdo con esta resolución ,
algunos padres de chicos que concurren a
ese colegio organizaron una marcha de
apoyo al director solicitando su
reincorporación , hecho que hasta el momento en que esta nota escribo no se ha producido .
Oportunamente, en su defensa , el
director expresó que solo había cumplido
con su deber pues “ si las instituciones desechan todo tipo de
autoridad, ¿qué les podemos decir a nuestros alumnos que no hagan?"
"Si los que roban no tuvieran castigo, entonces, si alguien viola a una
chica en la vereda, nosotros no podemos hacer nada. Si alguien se agarra a
golpes y se lastima o saca un arma blanca y lastima, nosotros no vamos a poder
hacer nada. Vamos a tener que ir al otro día a preguntarle al ministro qué
debemos hacer…”
Lo ocurrido en Misiones ha
tenido mucha repercusión en la opinión pública pues más allá de sus connotaciones particulares nos remite
al controvertido tema acerca del quiebre del
ejercicio de la autoridad
en los establecimientos educativos
de nuestro país.
Las dificultades con la que hoy
se enfrentan los docentes para establecer
límites a sus alumnos en las aulas se han ido acentuando en los
últimos años .
Lejos estamos de aquella época
del puntero amenazante , de las sanciones abusivas y muchas veces
denigrantes que se aplicaban sin remordimiento alguno a los alumnos : las orejas de burro para quien no había hecho las tareas o el castigo de irse
al rincón mirando a la pared durante
largo tiempo y otras tantos castigos que a dios gracias hoy solo son
anécdotas.
Lejos estamos de aquella época de niños
sometidos a la arbitrariedad de los maestros, donde lo que ellos decían era una
verdad revelada –palabra santa- que no
admitía contradicción ni revisión .
Nadie a estas alturas podría desear retroceder al tiempo “ de los hijos del rigor “ y avalar
aquel pensamiento retrógrado que sin dudas ha dejado marcas poco felices
en la memoria de tantas generaciones.
Por suerte ,el mundo ha
evolucionado en el respeto a los derechos humanos y avanzado en los derechos del niño que han contribuido a proteger su salud física y mental
Pero muchas veces da la impresión que hemos caído en el extremo opuesto
que tampoco contribuye al crecimiento de los alumnos y que parece obviar el
derecho de los docentes a ser respetados
en el ejercicio de sus funciones.
Resulta hoy muy difícil, sino
imposible, a un docente mantener la
disciplina dentro del aula porque no cuentan
con el respaldo institucional necesario cuando
deben ponerle límites o sancionar a un alumno.
Los roles asistenciales que ha debido asumir la escuela han puesto por
delante la necesidad de contener a los
alumnos dentro de la institución aun cuando tengan problemas de conducta que
interfieran en el proceso educativo.
Conocedores de la debilidad de las autoridades son habituales las
agresiones de alumnos a otros compañeros o a los propios profesores sin que reciban una sanción ejemplificadora.
El problema de la falta de límites
de la que hablan tantos docentes también es un reflejo de manifestaciones que se observan en otros
ámbitos de la convivencia social , es
una clara manifestación del “aquí
no pasa nada” , de la certeza de que no
hay sanción para el que no cumple la ley y de una inversión en la escala de valores que
provoca serios inconvenientes para lograr la armonía social.
Ni el excesivo rigor de antaño ni la permisividad de ahora . Lo que
hace falta es encontrar el equilibrio que permita desarrollar la tarea
educativa dentro de un marco de respeto mutuo entre alumnos y docentes , con un régimen disciplinario firme y
ejemplar .
Y vuelvo al caso de Misiones, supongamos que el director es
restituido en su cargo y los alumnos
también. ¿Qué imagen de autoridad puede ofrecer frente a la comunidad educativa
a su cargo?
No estamos a favor de seres intocables pero sí es importante preservar la
figura del docente quienes tienen a su
cargo la misión de transmitir conocimientos para también pautas de vida que van
a influir en el futuro de sus alumnos.
Solía creer cuando iba a la escuela que el mejor profesor era el que
nos dejaba a hacer de todo , para que se entienda , el que dejaba
pasar la hora sin exigirnos nada. Con la vuelta de los años he replanteado mi
escala de valoraciones ; creo que aquel que me parecía un profesor buenito era
un incumplidor que nos hacía daño , en
cambio el que nos hacía estudiar ,el que nos exigía ,el que nos enseñaba y cumplía con su deber ,ese sí era un
verdadero maestro .
Por todo esto creo que hacen falta en las aulas maestros , profesores
y directores respetables y respetuosos .Respetables desde el conocimiento y
desde la autoridad que les otorga su investidura .Respetuosos también de la
importante misión que están desarrollando: Nada más y nada menos que educar
para el futuro de un país.
María Cecilia Repetto
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