LAS FOTOS DE AYER Y DE HOY
Hubo un tiempo en
que las fotos tenían el sentido del recuerdo.
Era el tiempo de las fotos “Para la
posteridad “.
En los bautismos, cumpleaños,
casamientos se solía contratar un fotógrafo de confianza para
que tomara unas cuantas fotografías del evento.
Una docena de fotos, a veces menos, eran suficientes.
Luego, se hacían revelar
y se guardaban en un álbum o en una caja de cartón.
Cada tanto ,en alguna reunión familiar o en un día de lluvia , se ponían
arriba de la mesa y se miraban ,pasándosela
uno a otro ,entre risas nostalgiosas y comentarios.
Estaba también el gran retrato familiar, ese que luego de un tiempo (y algún ausente
mediante) se mandaba a enmarcar para
colgarlo luego en algún lugar destacado
de la casa o aquella foto de la infancia a orilla del mar de la
mano de nuestros padres como recuerdo de unas vacaciones en familia.
Pero ahora es diferente, la gente anda
sacándose fotos todo el tiempo, por
cualquier motivo y en cualquier circunstancia.
Las fotos de hoy ya no están justificadas por el recuerdo, sacarse
fotos se ha convertido un masivo entretenimiento que ha encontrado en las
redes sociales el complemento ideal para desarrollarse.
Se trata de una tendencia que tiene en la juventud sus mayores adeptos pero
su auge tiene que ver con el predominio de la cultura de la imagen que se advierte en todo el conjunto de
la sociedad.
Las “autofotos”
o selfies que se sacan desde el teléfono móvil para
subir a las redes sociales expresan de algun modo ese deseo oculto de mirarse y de aprobarse. Los
límites entre cuando es simplemente un juego y cuando se transforma en un trastorno son
cada vez más difusos
Cabe destacar que la preocupación del ser humano por su imagen es tan antigua como
la historia .Desde el famoso cuento Blancanieves de los hermanos Grimm en donde
la malvada madrastra buscaba en la respuesta del espejo mágico la
confirmación de su belleza o en el
Narciso de la mitología griega, la literatura, en todos sus géneros, no ha
hecho más que reflejar lo que ha sido a lo largo de la historia una aspiración
de hombres y mujeres que procuran en que
la imagen que le devuelve el espejo sea de su agrado.
La diferencia está en el lugar central que hoy ocupa
la imagen en la vida de las personas.
Al prevalecer esta cultura de la imagen, es
más importante la foto del evento que el evento mismo y la apariencia que la realidad.
Son frecuentes los recursos fotográficos
para que las personas se vean en las imágenes no como son sino como les gustaría ser.
Al igual en el Narciso, no se trata de una
cuestión de autoamor sino del amor por una imagen especular que se confunde
trágicamente con un sujeto real.
Al mismo tiempo la fotografía es una
potente herramienta de comunicación tanto o más que la palabra.
Esto se advierte con mucha nitidez en la vida social
y cada vez más en
la actividad política.
Nótese la importancia que hoy le da un candidato político al mensaje
que transmite la foto del encuentro con
otro dirigente (que puede ser interpretado como una nueva alianza) o la foto
que pone de manifiesto su ausencia en un determinado acontecimiento que puede
ser interpretado como una ruptura o
desaprobación.
A diario somos intérpretes de lo que dicen las imágenes puesto que se han convertido en un símbolo de
la cultura actual.
La gente puede sacarse mil fotos y en la circunstancias que quiera o
como quiera. Es su derecho y a nadie
debe molestar.
Pero a mi modo de ver no debemos dejarnos encandilar con las imágenes que se difunden y darle a la foto más
importancia que lo que en realidad
tiene.
Las fotos, muchas veces no
significan nada, ni siquiera lo que pretenden mostrar.
Que no siempre somos como
salimos en ellas porque algunas están retocadas , ni tan felices como
la sonrisa que nos allí nos aparece, ni
tan amigables, ni tan unidos.
Las fotos, fotos son, es decir, no siempre reflejan la realidad y en nuestra capacidad
por interpretar lo que realmente dicen
está la clave de su importancia.
María Cecilia Repetto
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