LA CENA DE FIN DE AÑO 31-12-2016
Es domingo al mediodía,
el clima es propicio para pintar .
El hombre sale contento de la
ferretería con una máquina lijadora bajo su brazo. Su mujer que lo ha estado esperando en la camioneta le hace
gestos de que se apure ,que es la hora de la comida ,que se le atrasa todo , que pin que pan ,pero parece que su
esposo nunca la escucha ,que siempre hace
lo que quiere y ni se acuerda que la ha dejado al rayo del sol ,esas son sus
quejas .
Pese a los reproches -hay que decirlo- ella ha sentido ternura al ver el entusiasmo de su
marido por la nueva adquisición y por la atención que ha
puesto a las recomendaciones del vendedor , las
precauciones de seguridad de la máquina ,como hacer el recambio de lijas y la extracción del polvo , todo la
conversación le contaba con lujo de detalles en el trayecto de regreso a la casa .
Se me había pasado por alto aclarar
que alguien , un amigo o vecino del barrio ,no lo sé , le habían convencido a este señor de se compre una lijadora eléctrica si era cierto como había anunciado a los
cuatro vientos que el mismo pintaría las
persianas de su casa designada desde tiempos remotos –sin su voto ni derecho a réplica - como sede familiar de todas
las celebraciones de fin de año .
Por esta razón ahí lo estás viendo
ahora saliendo de la ferretería ,bautizado por su
señora como “ Comité Masculino” pues allí
los hombres se reúnen a comprar cosas que solo ellos saben usar , allí intercambian experiencias ,se aconsejan ,se
instruyen y se distraen como locos mirando las herramientas esparcidas por el local o colgadas de las paredes con un gancho , esperando
con una paciencia que sus mujeres no les conocen que el dueño o su ayudante reaparezca
de unas laberínticas estanterías con el tornillo ,la tuerca o la arandela de la medida que necesitan para
terminar de armar vaya a saber que mueble o estantería casera.
Ahora ya son las cinco de la
tarde , el hombre con una remera de entrecasa está tratando de comenzar la tarea del lijado de la madera , con su aparato
listo para estrenar, buscando el alargue
que no encuentra porque alguien lo saca
del cajón y la mujer que se lo trae
del lugar donde el
mismo lo guarda siempre.
Un gato blanco y de patas grises que los observa desde
el techo completa la deliciosa escena .El felino es manso pero receloso ,
a los primeros zumbidos del motor de la
lijadora sale espantado a refugiarse detrás
de la ligustrina .Allí se quedará hasta
que baje el sol y se acabe el bochinche.
Alguien ha cumplido una promesa en tiempo y forma : El hombre que les
contaba ha pintado las persianas de la casa con reluciente barniz y ahí estás viendo a la señora muy sonriente en su casa perfumada de jazmines invitando a
pasar a los comensales al patio donde ha armado la mesa para la Cena de Fin de Año .
Son las diez de la noche del 31 de diciembre de 2.016 : Ya la suegra se acomoda en la cabecera, ya el cuñado ha
ido en busca del hielo , ya los sobrinitos están jugando a encontrar las tortugas dormidas bajo los malvones , ya
la cuñada está sirviendo las ensaladas ,ya
el asador acalorado corta
en trozos la carne que acomodará después en bandejas de acero inoxidable, ya la
música fiestera que sale del parlante del dormitorio ,ya las anécdotas contadas mil veces ,ya el cielo de
diciembre descolgando estrellas a su antojo .
En ese ir y venir de platos y copas que se llenan y vacían con urgencia
llegará indefectiblemente el fin del año y una mezcla de íntima nostalgia ,ruidosa algarabía
, balances que no cierran y las esperanzas que nunca se pierden unirá a esta
familia y a las otras en un brindis . Quien puede saber si lo que viene
será mejor -reflexiona el hombre frente a los comensales - pero la sola
posibilidad de vivir este momento tan simple como nuestro justifica el
precio de la lijadora, el polvillo que costó sacar del
patio y el rezongo del gato porque le
han recalentado la chimenea donde se refugia cada noche.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
María Cecilia Repetto
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