domingo, 2 de agosto de 2009

LARA ,EL FUNDADOR. MARIA CECILIA REPETTO



 

SOY LARA…

 

Un hombre audaz ,rebelde y visionario.

Soy  “el fundador” .

Nací un tormentoso día de agosto en 1.771.

Soy hijo del Teniente de Milicias de la Ensenada ,Bernardo Lara y de Petrona  Gutierrez y me crié en el pago de la Magdalena cuando estas tierras sin fronteras eran objeto de continuos ataques de malones.

De mi infancia guardo recuerdos imborrables de juegos al aire libre trepando árboles,revolcándome entre los matorrales y descubriendo lugares nuevos entre la inmensidad del paisaje.

La situación económica de mis padres nos  permitía llevar una vida  cómoda,sin lujos pero con lo suficiente para no sentir las privaciones del que no tiene para comer ni donde caerse muerto.

No obstante,la profesión militar de mi padre y sus largas ausencias en casa nos generaban  una sensación de amargura y  desamparo que recién de adulto logré superar.

Recuerdo que las despedidas eran tristes,no ocultábamos el miedo de no volverlo a ver y  por días,hasta que nos acostumbrábamos,la casa parecía un hogar en duelo.

Desde chico sufrí en carne propia el problema del indio. A mi madre la torturaba el temor de ser presa de uno de esos  malones que de tanto en tanto acechaban en la zona arrasando con todo cuanto encontraban en su camino .

Estos indios eran corpulentos ,de cara redonda,nariz chata y ancha y cabellos muy negros  .Eran crueles y sanguinarios y sus alaridos penetrantes alteraban la calma de todos los que habitábamos en esta zona.

Recuerdo haberles visto manejar con destreza una lanza larga  desde su caballo y  las infaltables boleadoras que le servían para la caza de aveztruces,ciervos y liebres.

La profesión de mi padre fue determinante a la hora de decidir por la mía.Yo quería ser como él ,pero además aspiraba sembrar para el futuro,abrir caminos y terminar con los obstáculos que se interponían al progreso.

Ahora que miro a la distancia me doy cuenta que mi historia sería otra sino fuera por el medio en que nací y las circunstancias que me tocaron vivir.

También la de ustedes a quienes les escribo…

Nunca olvidaré aquel mes de junio de 1.806 cuando el capitán Santiago de Liniers ,comandante del fuerte  de la Ensenada de Barragán, avistó una flota inglesa  semejante   a la que había desembarcado al mismo tiempo en la Costa de Quilmes .

Las invasiones inglesas alteraron en aquel entonces la calma de la vida colonial causando el desconcierto de la población de Buenos Aires.

El virrey Sobremonte se marchó como un cobarde a Córdoba ,llevándose a su familia y el tesoro real más otros valientes, como Pueyrredón y Liniers,  decidieron enfrentar a los invasores y buscaron apoyo en la campaña y en la Banda Oriental.

Yo  tenía 35 años cuando integré el  Escuadrón del Pago de la Magdalena y decidí ponerle el pecho a esta noble causa ,junto con mis parientes Fermín y Martín Rodriguez  impulsado por mi espíritu combativo y el amor a la tierra de mis padres que no aceptaría  fuera pisoteada por extraños.

Los indios en aquel entonces constituían una seria preocupación para el hombre blanco. Las políticas del gobierno estaban orientadas por las necesidades crecientes del país en correr la línea de frontera y arrojar al indio más allá del Salado .

Afectado por completo a esta tarea , después de haber sido destacado en  Chascomús con el grado de Capitán de Milicias ,fui  enviado al Sur del Salado hacia el año 1.814 con un piquete  de 50  hombres para combatir a los indios  y expulsarlos del territorio.

El Director Supremo Pueyrredón ordenó fundar un pueblo en Kakel próximo al fortín a mi cargo  pero esta resolución  fue dejada sin efecto por oposición de un hombre muy influyente en la zona como era Don Franciso Ramos Mejía.

Una distinción que me colmó de orgullo por cuanto significó el reconocimiento oficial de mis servicios la sentí al ser elevado a la categoría de Comandante de Blandengues de Frontera en 1.816, pero mi máxima satisfacción fue haber  fundado el pueblo de Dolores sobre terrenos  donados por un amigo de mi infancia,don Julián Martinez Carmona con la autorización del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón.

 

En aquel momento las políticas del gobierno estaban centradas  en extender la línea de frontera y la fundación de Dolores respondía a esos fines pues se interpretaba que el establecimiento de poblados era un mecanismo efectivo para poner un freno al avance de los indios que asechaban en la zona.

Tales fueron las instrucciones que recibí y cumplí al pie de la letra sin imaginar jamás  la concreción de este proyecto  fuera a repercutir en lo más profundo de mis sentimientos.

 

Lo que se siente al fundar un pueblo es semejante a concebir un hijo.

Uno deposita en él  todas sus esperanzas y sus sueños. Le dedica la vida  y arriesga su muerte si fuera preciso para que esa obra persista y crezca hacia el futuro. Todos los esfuerzos valen la pena. Allí radica el secreto de mi fortaleza.

 

Ni el incendio destructor del 30 de abril de 1821 por un malón  de 1.500 indios  guiados por el bandido Molina, ex capataz de Ramos Mejía, logró desvanecer mis esperanzas. Pese a las terribles  consecuencias , materiales y espirituales de aquel maldito ataque en que perdí a parte de mi familia ,no me faltaron fuerzas para iniciar la

reconstrucción de Dolores  algunos años después.

 

Y mis esfuerzos no fueron vanos  y mis convicciones tampoco .Al poco tiempo de   refundarla  presentí que   Dolores trascendería  los motivos  que habían dado razón a su  origen .

 

Me lo decía mi corazón pero  sobre todo la actitud valerosa  de los primeros pobladores  decididos desde el comienzo a  sembrar las semillas del  progreso  para   Dolores se transforme con el tiempo  en esto  que es hoy  :Una ciudad serena  ,fértil ,próspera ,pujante ,en suma , algo más que una ciudad centinela.

 

María Cecilia Repetto

 

 

 

 

 

 

 

 

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