sábado, 28 de diciembre de 2013

¿FESTEJAR A PESAR DE TODO?


 

¿FESTEJAR A PESAR DE TODO?

No siempre las cosas son como uno espera y mucho menos uno las desea.

Nos sucede en la vida personal y también  ocurre en otras  esferas.

Hace pocos días, por ejemplo, se cumplieron treinta años desde la Recuperación de la Democracia  en la Argentina.

Lo deseable hubiera sido  que una ocasión como ésta  nos hubiera encontrado a los argentinos  en mejores condiciones de  desarrollo  económico, cultural, sanitario e institucional.

Que los treinta años transcurridos no solo hayan sido de  años permanencia dentro  un sistema político que, enhorabuena, nos  ha permitido  elegir a nuestros representantes cada cuatro años.

Nos hubiera gustado que estos treinta años hubieran servido para  avanzar en la búsqueda de los ideales de libertad, justicia e igualdad que se aspira conseguir a través de la democracia

Pero la verdad es que cuando uno se pone a analizar lo  qué hemos realizado  en los últimos treinta años para alcanzar estos objetivos descubre que son muchas más las asignaturas pendientes que los logros alcanzados.

Que aunque se pretenda disimularlo  las celebraciones por los treinta años de democracia son en realidad celebraciones  a medias porque  el país  ha logrado subsistir dentro de  un sistema de gobierno pero no hemos conseguido  mejorar la calidad  de vida de la población  ni tampoco consolidar nuestro sistema representativo, republicano y federal tal como lo establece la Constitución Nacional.

La revelación de ello lo brindó el propio escenario que se vio el pasado 10 de diciembre con un país  que exhibía en simultáneo  realidades totalmente diferentes.

Los serios conflictos sociales  en las provincias de  Córdoba  ,Tucuman,Salta  agravados por la falta de intervención de la policía acuartelada por sus propios  reclamos salariales  brindaban un panorama sórdido y desconcertante de un país en llamas que estaba más para velorio que para festejos.

A pesar de todo en la  Plaza de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires los shows  musicales con bandas, cantantes  populares y grupos de baile parecían transmitir el mensaje de que aquí no pasa nada.

Mucho se ha reprochado en estos días la actitud de la presidenta de la Nación de no suspender los festejos y de bailar al  compás de los tambores como queriendo minimizar el drama  que ese mismo día estaban viviendo muchas familias argentinas víctimas de saqueos y de actos de violencia que provocaron casi una docena de muertos.

Frente a un escenario tan dispar era lógico preguntarse  ¿Será que hay que festejar la ficción de un país que no tenemos?

¿Será que hay mirar para un costado y tapar bajo la alfombra los  problemas para que otro o tal vez  nadie los resuelva?

¿Será como han querido sugerir que hay que aplaudir a pesar de todo?

En el plano personal, sobre todo en esta época de fiestas nos ocurre  que a  veces  estamos para festejar  y otras que, por diferentes razones, ya sean problemas laborales, de salud o conflictos familiares la situación ni el ánimo dan para festejos.

Y la verdad es que si uno se pone del lado de las víctimas y de sus familiares, si uno se compadece con ellos no parece solidario  seguir la fiesta pues frente al dolor.

En cuanto a nuestros gobernantes ,ellos  deben dar el ejemplo ,colocarse  al lado de los que sufren y  ocupar  su tiempo en ellos.

A mi juicio  hay conductas  que debemos modificar  si queremos sacar el país adelante.

Esas conductas tienen que ver con la visión de conjunto, de dejar de lado el egoísmo, la corrupción y la mentira  y ponerse a trabajar en la construcción de un país como el que todos merecemos.

Muy poco nos falta para terminar el año .Son momentos de reflexión, de balances  y de expresar   nuestros deseos.

Precisamos la ayuda de Dios para resolver los problemas sociales más urgentes, para salir de esta crisis inmerecida, para que nuestro  país se ponga de pie nuevamente, para que no se hable más de pobre o empobrecido en un país colmado de riquezas naturales.

                                                                                                                                   María Cecilia Repetto

 

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