miércoles, 27 de abril de 2016


 

LAS AGUAS PANTANOSAS DEL NARCOTRAFICO

Los hermanos Lanatta y Schillaci  pueden considerarse los protagonistas de la  temporada.

Tristemente célebres después de la huida del penal donde se encontraban alojados ,estos   delincuentes condenados por el triple crimen en General Villegas probablemente no previeron la  conmoción que en el ambiente policial ,político y judicial  causaría  su fallido intento de fuga  .

Porque si bien  este hecho no  ha venido a  desenmascarar  cosas que la gente no sospechara o percibiera en su vida diaria como ha sido el aumento del consumo de drogas sobre todo en la juventud de manera alarmante  y la existencia de una red de corrupción que facilitaba la propagación de este flagelo social ; ni la captura de los  prófugos,   ni la certeza de que han regresado al lugar donde nunca debieron salir, han devuelto la calma  entre la gente , por el contrario  , por un lado  han puesto en la  vidriera una realidad que la gente  prefiere no ver ,ni hablar y por el otro , no le han dejado disyuntiva ni  dado prorroga a las autoridades para comenzar a trabajar en lo que había sido su plataforma de campaña como es la lucha contra el narcotráfico

Mientras los medios de comunicación transmitían en directo las imágenes de todo cuanto sucedía alrededor de este caso que  parecía a un guion cinematográfico me preguntaba que nos ha pasado como sociedad para haber caído tan bajo , atrapados  en una historia de enredos donde muchos de sus personajes principales son quienes nos deben cuidar frente a los delincuentes. Es tanta la confusión y mescolanza, si me permite  el término,  que  ya no se sabe quién es el ladrón y quien el policía, quienes son los buenos y quienes son los malos porque estos días se parecen a la letra de Cambalache donde el que no afana es un gil...

Entonces es inevitable la pregunta: ¿Qué  nos ha pasado como personas y como ciudadanos para que la corrupción se haya naturalizado como una práctica que se tolera y  que hasta muchas veces  se pondera?

Hasta qué punto se ha invertido nuestra escala de valores que  no nos importa el enriquecimiento ilícito de un funcionario mientras  tiene poder, no nos importa el enriquecimiento de una persona por más que sepamos que deriva de dinero mal habido.

Me acordaba por contraste de nuestros orígenes comunes, de nuestros abuelos inmigrantes que parecen a esta altura marcianos o seres de otro planeta, de esos que construyeron las bases de una argentina honesta, pujante, progresista...

Que tontos deben parecer a los dueños de la plata fácil aquellos que iban de apoco progresando, con su trabajo, con su esfuerzo, dando prioridad a la educación de sus hijos para que pudieran estudiar y prosperar  con mejores oportunidades.

Pero de a poco en nuestro país, y seguramente en otros porque no nos creamos que seamos los únicos en declive moral , se fue instalando una contracultura que demolía paulatinamente  todos aquellos modelos  que teníamos arraigados. La Argentina se fue vaciando de buenos ejemplos porque otros modelos más graciosos, tal vez simpáticos y caraduras se abrieron paso para  degradarnos en realidad como país.

La fama de los nuevos ricos de  éxito fácil , la plata dulce, el elogio de la avivada, la impunidad de la corrupción ,el total no pasa nada, la ley existe para los otros son tristes evidencias de unas aguas peligrosas por donde empezamos a navegar y  que amenaza ahora con tragarnos si no cambiamos de ruta a tiempo .

Tenemos que salir y para eso remar bastante, a veces contra la corriente, con distintas mareas.

Regresar a tierra firme donde todos estemos a salvo para que no siga ahogándose victimas inocentes en las aguas engañosas de la  droga.

No pienso que Macri sea Noé, el que nos salvará del diluvio, porque cada uno debe hacer desde su ámbito de acción su propio esfuerzo para salir de este problema que es del conjunto social .

Para ello  se precisa  que las  barreras ideológicas sean  removidas por el bien de todos, creo que hace falta un gran acuerdo nacional para salir de las redes del narcotráfico y encaminar a la Argentina por la senda del verdadero progreso como nos enseñaron nuestros antecesores.

En medio de este desasosiego yo veo una luz de esperanza porque me parece que la sociedad le ha dado un voto de confianza  al nuevo gobierno para luchar contra el narcotráfico  y erradicar la corrupción que ha facilitado su dañina expansión por toda la Argentina. Esperemos que no  nos defrauden.

                                                                                                                            María Cecilia Repetto

 

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