jueves, 30 de agosto de 2012

CARLOS FELIPE VANNONI


EL ABUELO CARLOS (2012)



La última vez que   vi   al abuelo Carlos   venía   del Cementerio en su bicicleta negra.

En el Panteón de la Sociedad Italia ,donde él era Presidente, estaban colocando una escalera de fierro para poder subir a los nichos  más altos y él había estado toda la tarde supervisando que se hiciera bien el trabajo.


Según la abuela el frío  le debió haber hecho mal o la máquina de cortar el pasto con la que  hacía  mucha fuerza para mantener prolijo su parque , eso nunca se sabe, la cuestión es que el abuelo cuando regresó por la tarde se quejaba de  un dolor   fuerte en el pecho que lo obligó a  irse directo a  la cama  sin tomar siquiera su café con leche de la tarde .

Esa noche, después que lo visitó el médico, lo internaron en el hospital y al cabo de dos días en terapia intensiva se murió de un infarto masivo,ese fue el diagnóstico.

La noche en que el abuelo murió papá entró al dormitorio donde mis hermanos y yo  estábamos  durmiendo  , prendió la luz y nos  dijo con voz grave: Bueno, el abuelo Carlos no resistió…se fue, se murió.

Ninguno de nosotros respondió nada ,si mal no recuerdo,  yo balbuceé algo como “Pobre abuelo”  pero nada más ,en realidad ,la noticia  nos dejó paralizados  porque era la primera muerte que vivíamos en la familia y nada menos que la  del  abuelo Carlos ,nuestro predilecto.

Al rato llegó mamá, venía llorando desconsoladamente y papá trataba de calmarla , nunca la había sentido llorar a mamá con tanto sentimiento , por lo que me dio mucha impresión.

Lo mismo ocurrió  el domingo siguiente cuando estábamos almorzando fideos que había amasado papá , mamá se tapó con la servilleta la cara y comenzó a llorar,sentí mucha pena.

Es feo ver llorar así a  la madre , uno nunca lo olvida


Después del entierro nos fuimos todos a la casa del abuelo, en adelante le diremos la casa de la abuela  ; los grandes se sentaron en el comedor diario mientras que juntos con mis primos  ,los chicos , nos fuimos a la vereda a escuchar música con la radio del peugeot de mi tío.

En eso salió mi tío Carlos  y nos retó, por favor guarden respeto y apaguen la música, nos dijo , no entendí en ese momento,ahora sí , porque era falta de respeto poner la radio .

Los días que siguieron a la muerte del abuelo cambiaron un poco mi vida porque la abuela no quería quedarse sola en la casa y a mamá no se le pasaba por la cabeza invitarla a que ella viviera con nosotros.

La solución fue enviarle un nieto cada noche para que la acompañara ,nieto que ,por lo general, era yo por ser de las mujeres la más grande.

Menos por el quillango que era calentito , detesté aquellos   días de  luto  y acompañamiento, dormía en la cama grande en el lugar del abuelo, junto a la abuela con quien nunca tuve buenas migas.


Un día de hartazgo le dije a mamá que no iría más y  desde entonces la abuela no contó con mi presencia ,la explicación  que le dio mamá a la abuela era que no me podía obligar  y allí se terminó mi pesadilla que para entonces ya lo era.


Del abuelo me han quedado pocos pero buenos recuerdos.
Era un hombre simpático con una risa muy linda.
Cuando iba a casa debíamos insistirle para que se quede  con nosotros  un rato , pero se iba pronto porque no le gustaba molestar… hago puntos suspensivos porque yo heredé la misma tara.

Hasta un tiempo antes de morir trabajó de comisionista, viajaba de madrugada dos o tres veces por semana a Buenos Aires en el colectivo o en el tren o ,a veces lo llevaba  Chiquito Portinari  cuando iba a Buenos Aires ,siempre regresaba en el día pero ya de  noche.

Al día siguiente sus clientes retiraban las comisiones en su domicilio o él las repartía  en una bicicleta negra que luego heredó papá


Mi abuelo era italiano, hijo de inmigrantes que habían venido de Lago Di Como, sé que lo crió su abuela llamada Margarita, en cuyo recuerdo lleva mi madre su nombre,

Integró la Sociedad Italia de Socorros Mutuos donde ocupó el cargo de Presidente.

Hace un tiempo su recuerdo me llevó hasta el Panteón que   guarda sus restos y los de la  abuela  también .

Me encontré con la famosa escalera que el abuelo había mandado hacer, la toque, era sólida y pesada, como hacían todo los italianos de antes, para que dure una eternidad.

En cuanto al panteón donde estan los restos de mis abuelos maternos me causó estupor ver el estado de deterioro.

Las columnas resquebrajadas parecían estar a punto de desmoronarse y ni que hablar del estado de abandono de las paredes y el piso, allí nadie se había ocupado de mantenerlo.


Preocupada por ese “no se qué “ que me dio ver donde estaban los restos de mis abuelos comencé a indagar sobre la Sociedad Italia y su Comisión Directiva.
Me dijeron que su presidente era Libonatti, pero debido a su edad y problemas de salud ya no podía ocuparse de los asuntos de la Sociedad Italiana .

Comentando con otros asociados comencé a interiorizarme más y advertí que la preocupación por el estado del Panteón era  no solo mía sino de varios que tenían sus familiares allí  sepultados .

El resultado fue que un día nos juntamos para tratar el asunto y ver que se podía hacer para restaurar el panteón de la Sociedad Italia.

Nuestro deseo es que pueda concretarse esta obra y que los familiares de los nichos más altos se suban tranquilos por la escalera   que hizo mi abuelo, aquel abuelo bueno que vi  por  ultima vez cuando volvía del cementerio de controlar que la colocaran.

Quien sabe   , tal vez el abuelo Carlos  la utilizó unos días después para ascender  al cielo.

María Cecilia Repetto



El día 5 de junio de 2012 se cumplieron 36 años de su muerte.





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