martes, 28 de mayo de 2013


LA DEVALUACION DEL HONOR

 

La virtud y el honor, sólo de nombre
existen en el mundo engañador;
un juego la virtud es para el hombre;
un fantasma, no más, es el honor.

José de Espronceda


Si José Espronceda, el famoso poeta español del siglo XIX ,  expresaba en aquella época su escepticismo frente al honor de sus semejantes no quiero imaginar que pensaría si posara hoy su mirada en el siglo XXI.

 

Al igual que   el   Falstaff, el burlesco personaje  de  Shakespeare,  para quien el honor era tan solo una palabra  sin contenido ; Espronceda  ,con vuelo poético , se pronunciaba   en el mismo sentido.

 

Hay quienes piensan que el honor no  existe ,  pero también están   quienes  afirman    que humanamente es imposible encontrar una persona desprovista de este atributo  simplemente porque se trata de un sentimiento casi  instintivo.

 

Lo demuestra el hecho de que a lo largo del tiempo han sido   infinitas las situaciones en donde   la defensa del honor  ha llevado a las personas a dar su vida en nombre de ella , tema central de la literatura en todos sus géneros.

 

 En la Edad Media, por ejemplo,   el honor constituía la piedra fundamental del código caballeresco y su pérdida era equivalente a perder la vida, ya que la importancia de las relaciones sociales marcaba que un hombre sin honor no era persona.

 

 

En la   sociedad actual ,sin embargo , su importancia se ha visto disminuida  como consecuencia de una inversión en la escala de valores en el cual el honor no ocupa un lugar de preponderancia frente a  otros   intereses  , como por ejemplo,  el afán por tener dinero o fama que colisionan con éste o que exigen dejarlo de lado con tal de alcanzarlo en algunas circunstancias.

 

 

Jurídicamente se hace una distinción    entre el honor subjetivo   que representa la valoración que cada uno tiene de sí mismo , independiente de las censuras ajenas  y el honor objetivo fundado en  la apreciación  que hacen los demás de las cualidades morales de una persona o ,lo que vale decir ,su reputación  o buen nombre dentro de la comunidad donde vive.

La Constitución argentina no enumera el honor entre los derechos protegidos por el artículo 14 pero debe entenderse como un derecho implícito, amén de haberse incorporado los Tratados Internacionales ,como la Convención Americana de Derechos Humanos ,que sí lo protegen, con jerarquía constitucional por tratarse de un atributo esencial del ser humano


Hablar del honor en la actualidad  es  difícil porque  la moral  está cuestionada como consecuencia de la decadencia de los valores que han sido tradicionalmente el sostén de la convivencia social  como la  honestidad, el valor de la palabra, la confianza, la honorabilidad, la solidaridad, el respeto.


Esta crisis de valores que sufre la sociedad  en general se traduce también en la escasa  importancia que se le da a la honorabilidad  como una actitud frente a la vida .

El concepto del honor  se ha  diluido frente a  otros intereses que se anteponen en su importancia como ganar fama o dinero rápidamente aunque ello implique dejar el honor en el camino .

La historia de Roma es un ejemplo elocuente de los efectos de la decadencia moral de la población .


¿Porqué cayó la antigua Roma siendo una civilización tan avanzada con leyes bien elaboradas, justicia, escuelas, etc.?

En realidad   no fue producto de un desastre natural ni de la falta de una organización política sino   estuvo vinculada a   aspectos morales.

Según   el   historiador romano Sallustius la búsqueda del poder y el dinero derivó en que los peores elementos de la sociedad subieran a costa de los mejores.

Por otro lado, las virtudes que durante largo tiempo articularon el imperio romano dejaron de ocupar   el eje central a partir del cual se constituía la convivencia y en forma paulatina se acabó su éxito.

Hubo una época en nuestro país que se valoraba la dignidad de las personas humildes que con esfuerzo de la familia costeaban los estudios de sus hijos para que se superaran a través de la educación y del trabajo.

Fue la época de mayor prosperidad de la Argentina cuando reinaba la cultura del esfuerzo y del trabajo como pilares del progreso social  .

Sin embargo ,desde hace un tiempo y en forma progresiva la sociedad argentina ha ido modificando estos paradigmas perdiendo en el camino ese norte del progreso verdadero, sustituido ahora por la creencia errónea de que la dignidad o el honor son bienes de recambio que se pueden dejar de lado en el camino del éxito o la ambición patrimonial.

Lo que hemos perdido de vista es que ninguna sociedad puede convivir sino no esta sostenida por las reglas morales  que son las que garantizan la armonía social, que la suma de conductas individuales son las que conforman el comportamiento social, que la decadencia moral infecta a las instituciones y a sus gobernantes y que no hay manera de encaminarse hacia el progreso de un país sino es respetando los principios éticos.

 

María Cecilia Repetto

 

 

 

 

 

 

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