sábado, 25 de julio de 2015

EL JUEZ FAYT Y EL MITO DE LA SENILIDAD PRESUNTA


FAYT Y EL MITO DE LA SENILIDAD PRESUNTA
Al  ciudadano Fayt  el término jubilado siempre  le resultó  lejano .
Aún ahora  , cuando por su edad podría quedarse en pantuflas mirando tv en su casa , prefiere dejar  esas comodidades para más adelante y salir a  trabajar por la mañana  como dios manda .
No señor  , no es un superhombre ,  ni pretende  serlo .
Por el contrario  , a simple vista su aspecto físico denota el paso  natural del  tiempo pero su memoria, su voluntad , “su sabiduría”  lo convierten en un digno ejemplo de vida para imitar.
Entre sus antecedentes laborales  ,a los cuales se puede acceder fácilmente por internet, figura  que es autor de 33 libros , doctor en jurisprudencia  , docente universitario y que  posee una trayectoria impecable  como juez de la Corte Suprema Justicia de la Nación cargo que ejerce desde el año 1983 cuando fue propuesto por el Doctor Raúl Alfonsín.
Ayer nomás este magistrado de 97 años bien calzados llegó a los tribunales  y participó de un nuevo acuerdo de ministros de la Corte Suprema  como en un día normal de su trabajo.
Pero ahora resulta que otros funcionarios de menor  edad y estatura -pues a Fayt  nadie le llega ni a los talones-   han considerado que ha cumplido un ciclo ;que muchas gracias por los servicios prestados, que mejor ándate viejito  a tu casa que ya estás lento  para estos menesteres , que dale el lugar a otro y  todas esas picardías con que algunas gentes pretenden relegar a los ancianos ,como si alguno tuviera la juventud comprada ad eternum .
Lo grave del caso es que la presión ejercida contra el magistrado para que renuncie nos enfrenta a una situación de violencia institucional  y que  la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados  pretenda apelar a un  mecanismo irregular para verificar su  idoneidad al no contar con la mayoría necesaria para iniciarle un juicio político es mucho más reprochable. De hecho, no existe ninguna sentencia que provenga del Dr. Fayt que esté cuestionada.
Por suerte , al juez Fayt no lo doblegan  tales agravios ,incluso más le ha confesado  esta semana al perito Alfredo Popritkin  que esta situación  lo ha fortalecido para seguir trabajando  en pos del fortalecimiento de  la justicia.
Pero en el fondo ,porque vayamos al fondo ,la sensación es que detrás de esta aparente preocupación por la salud mental del magistrados hay una cuestión de intereses políticos ajenos a su condición etaria.
Podría discutirse a qué edad es conveniente que determinados  funcionarios dejen sus funciones ,presidentes, jueces ,legisladores ,etc.; en todo caso habría tratarlo y reglamentarlo .No obstante , en este caso puntual más que preocupación por remover  a Fayt de su cargo  por ser anciano ,da la impresión que  hay interés o conveniencia en que se vaya.
Frente a estos ejemplos no debe luego extrañarnos  que se reafirme  en la sociedad  la sensación de que en nuestro país hecha la ley hecha la trampa  y que el interés político siempre está por encima de las leyes .
Paradojalmente ,son las mismas personas que hoy con tanto empeño justifican la necesidad de su destitución las que minimizan la gravedad de otras causas judiciales de mayor gravedad institucional.
Son numerosas las voces desde distintos sectores de la sociedad y del arco político  que en estos días  han expresado su repudio a la presión ejercida contra el magistrado  y a favor de que continúe en sus funciones  mientras reúna las condiciones necesarias para hacerlo.
Mientras tanto  aplicarle el mito de la senilidad presunta  y utilizar un mecanismo irregular para sacarse un juez de encima por ser independiente o por  las razones que fueran simplemente es impropio en un Estado de Derecho  en donde lo primordial es  respetar las leyes y la solidez de sus  instituciones .
María Cecilia Repetto

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