viernes, 14 de octubre de 2022

PROYECTO DE AMPLIAR LA CORTE SUPREMA .28-09-2022

 

    EL PROYECTO DE AMPLIAR MIEMBROS DE LA CORTE  SUPREMA

           Al asumir la presidencia de la Nación en el año 1983, el Doctor Alfonsín le ofreció el cargo de presidente de la Corte Suprema a quien había sido su adversario político en la puja electoral, Ítalo Argentino Lúder.

Se trató de un gesto democrático e institucional de enorme trascendencia a través del cual el presidente electo Alfonsín quiso dejar en claro que no tendría en su gobierno una Justicia adicta, sometida a los deseos del sector político que había ganado las elecciones y que tampoco iba a ser una herramienta de venganza.

Lejos estamos hoy de aquellas pretensiones de imparcialidad de la justicia, de aquel ejemplo republicano que en aquel entonces llenó de ilusiones a millones de argentinos, de vivir en un país con instituciones que funcionan y leyes que se aplican a todos los ciudadanos por igual.

Hoy mientras el país se ahoga en problemas sociales de extrema gravedad la agenda política parece estar enfocada   en la ampliación de los miembros de la Corte Suprema con fines que no contribuirán  a resolver  los problemas de la gente y que solo tienen que ver con temas judiciales que involucran a la vicepresidenta de la Nación y de varios de sus colaboradores en causas donde son investigados.

De otra manera no se entiende cuáles son las razones para dedicar tiempo en debatir la ampliación del número de miembros de la Corte; su funcionamiento no sería mejor por ello y el argumento de que se pretende constituir una Corte Federal carece de sustento legal.

Cabe destacar que el proyecto oficialista para ampliar la Corte Suprema de Justicia de 5  a 15 miembros ya obtuvo media sanción en el Senado, aunque es difícil que cuente con los apoyos suficientes para avanzar en la Cámara de Diputados.

Para lograr el quorum de 129 diputados el Frente de Todos necesita 11 aliados para sumar a sus 118 legisladores que aún tiene perspectivas de conseguir.

Desde 1860, ese tribunal ha funcionado con cinco, siete, nueve y con apenas tres miembros. Y ese número no alteró —ni para bien, ni para mal— su funcionamiento. Tuvo sus buenos y sus malos momentos, que dependieron más de la probidad e idoneidad de sus integrantes, pero no en el número de miembros.

Desde la vuelta a la democracia la Argentina ha modificado su composición en dos oportunidades, en 1.990, durante la presidencia de Carlos Menem que se pasó de 5 a 9 miembros y durante el gobierno de Kirchner que se bajó de 9 a 5 miembros.

 

Nuevamente se advierte un divorcio entre los problemas reales que tienen los ciudadanos: la inseguridad, la falta de empleo, la inflación, el éxodo de jóvenes y el proyecto que impulsa el oficialismo que no ayudará a resolverlo.

Existe hoy un fuerte planteo de la sociedad hacia la justicia, se descree de ella, de su imparcialidad. Pagan justos por pecadores porque no todos los jueces son iguales, pero la verdad es que el desprestigio existe y ha sido forjado no por azahar sino como consecuencia de fundados cuestionamientos acerca de su independencia, de estar influenciados por el poder del turno y de no cumplir con sus deberes esenciales.

¿Sumar jueces para qué serviría? ¿Se nos ha explicado acaso algo?

El objetivo de este proyecto no es mejorar la administración de Justicia como sí hace falta. De ser así la clase política podría comenzar por ocupar los cientos de vacantes ya existentes en los tribunales, cuyos nombramientos están atrasados, y designar a los candidatos a jueces, camaristas y fiscales que ya ganaron sus concursos en el Consejo de la Magistratura y esperan la propuesta del presidente o el acuerdo del Senado.

La solución no pasa por aumentar el número de jueces, al contrario, creo que la situación empeoraría.

Asimismo, ante la evidencia de que la Justicia argentina registra significativas falencias, triplicar la cantidad de miembros del máximo tribunal, al entorpecer aún más los procedimientos, no haría más que agravar el mal funcionamiento del Poder Judicial. Significaría, también, incurrir en mayores erogaciones que recaerían sobre unas finanzas públicas ya exhaustas

En un clima social enrarecido como el que vivimos lo que se necesita son gestos y acciones republicanas que contribuyan a afianzar la unión nacional como los tuvo Raúl Alfonsín en tiempos de recuperación de la democracia.

Hace falta encarar reformas estructurales   que otorguen confianza y previsibilidad, generar el marco propicio para la generación de empleo genuino y la inversión y, para ello, resulta indispensable un marco institucional que brinde seguridad jurídica.

Lo que hace falta, en suma, es que quienes gobiernan dejen de lado sus cuestiones personales y pongan esfuerzo en dar respuestas a las reales preocupaciones de su gente.

 

María Cecilia Repetto

 

 

 

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