viernes, 14 de octubre de 2022

UN PAIS CON MARCHAS QUE NO AVANZAN .14-05-2022

 

MARCHAS QUE NO AVANZAN

    

             Con razón o sin razón quien protesta tiene un motivo frente al cual reacciona.

Tanto en el ámbito privado  como en la faz pública , todo reclamo presupone un actor   y un destinatario a quien se señala responsable de la situación que incomoda o agravia.

El derecho a la protesta ha sido una conquista de los pueblos libres.

Los derechos a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación, garantizan diversas   formas de expresar opiniones, disenso, demandar el cumplimiento de derechos o reaccionar frente a una política y  a los funcionarios responsables de ellas, a reclamar a los distintos poderes del Estado o  a conmemorar hechos históricos relacionados con la identidad de un pueblo.

En este sentido las protestas pueden ser protagonizadas o apoyadas por diferentes actores de la sociedad civil, sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales, como así también realizarse en forma espontánea ante una determinada situación.

Una sociedad ideal sería aquella en la que no existieran las protestas, aquella en la cual el nivel de satisfacción de sus habitantes resultara óptimo y no diera motivo a reclamos hacia quienes administran la cosa pública.

Pero cuando no es así, como sucedió  durante la Revolución francesa en 1.789 o las primaveras árabes, las acciones populares han impulsado transformaciones  sociales a partir de conflictos preexistentes.

Existen sobrados antecedentes:

Hacia el año 1.930   Mahatma Gandhi aplicó de manera concreta su doctrina de la no violencia reaccionando contra el monopolio estatal de Gran Bretaña sobre la distribución de la sal india que fue acompañada por todo el pueblo y que fragilizó la autoridad que tenía el gobierno británico sobre el pueblo indio.

En la misma época, la marcha por los derechos civiles, también llamada Marcha sobre Washington que tuvo como protagonista a Martin Luther King con su famoso discurso “I have a dream” fue determinante en la historia de los afroamericanos.

También lo fue para los franceses y con repercusión mundial la cadena   manifestaciones que se realizaron en  1968 conocida como “El Mayo Francés “impulsada por obreros y estudiantes universitarios a la que luego se sumaron muchos sectores de   la sociedad y del ámbito político.

En nuestro país la protesta social tiene una larga tradición y una presencia muy significativa en las calles sobre todo de las grandes ciudades como Buenos Aires.

En algunas ocasiones el ejercicio del derecho de reunión ha generado inconvenientes en el normal funcionamiento cotidiano y el ejercicio de otros derechos que merecen la protección y garantía estatal, como el derecho a la libre circulación.

No obstante, ello hasta el presente no se han dado soluciones para que una marcha o acampe de los que se organizan cotidianamente provoque inconvenientes de distinta índole a los ciudadanos que no participan en ella.

Los “piquetes” se produjeron en reiteradas ocasiones a lo largo de la historia, pero se impusieron como modalidad de protesta a partir de los años 90 en localidades pequeñas del interior del país, primero en Neuquén en Cutral-Co y después en Salta, en Mosconi.

Con el correr del tiempo el piquete se impuso en BSAS y fue protagonista central de la crisis del 2001/2002, donde los sectores más desprotegidos ya no pedían la devolución del trabajo, como años atrás sucedía en localidades del interior, sino algún tipo de asistencia social que hasta  ese momento era casi nula.

La Marcha Federal que se ha llevado a cabo en estos días   organizada por grupos piqueteros no alineados al gobierno tiene ribetes que es preciso diferenciar.

En primer lugar, el motivo del reclamo originado en la crisis económica, con una inflación que en el mes de abril subió un 6%, falta de fuentes de trabajo y planes sociales que no alcanzan a cubrir los gastos esenciales , que  exige soluciones urgentes por parte de las autoridades.

Fuera de ello las Organizaciones Sociales pasaron a obrar como un sector sindicalizado con sus respectivas internas que se dirimen en las calles con protestas que perjudican a los trabajadores, no solucionan los pedidos esgrimidos y sus dirigentes miden  su  poder de representación.

Por otro lado, no es extraño que sean facciones afines al gobierno quienes organizan movilizaciones en Plaza de Mayo o hacia el Congreso enarbolando banderas donde se formulan reclamos de la misma índole pero que tienen como telón de fondo un matiz político originado en cuestiones internas dentro de la alianza gobernante.

Como si fuera poco, muchas de estas manifestaciones son costeadas con recursos públicos y los asistentes acuden a ellas no por convicción propia sino para no perder el beneficio de un plan o subsidio que el mismo gobierno le otorga a cambio de protestar, es difícil de comprender, pero es lo que sucede.

Aunque no se trata de una regla escrita en las democracias el gobierno gobierna y la sociedad civil marcha, protesta, critica  o peticiona a las autoridades ,se distorsiona su sentido cuando se  agregan  cuestiones de otra naturaleza .

Hoy en día 12 millones de argentinos viven de la asistencia estatal; la pobreza es desesperante y obliga a la sociedad en su conjunto a buscar soluciones para evitar que este flagelo siga creciendo y afectando a millones de familias argentinas.

Nuestro país debe salir de ese círculo vicioso que cada día hace aumentar el número de pobres e indigentes que dependen  de un plan asistencial para subsistir .

Para ello es necesario presentar un programa integral, basado en consensos políticos pensado en generar empleos genuinos, de manera que cada argentino pueda   ganarse su propio sustento en vez de ser un piquetero de la indignidad.

 

                                                                                                                     María Cecilia Repetto

 

 

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